El lunes 3 de noviembre fuimos de visita al congreso. No éramos tantos como habíamos prometido ir, pero había una respesentación de cada curso del CEPA, por pequeña que fuese.
A las 10.30 nos hicieron pasar, primero por un detector de metales que creímos que iba a saltar con nuestros piercings, pero luego fue más clemente.
Un señor nos explicó cosas sobre las salas famosas del hemiciclo y lo que significaban los cuadros y las banderas.
Karim le preguntó por el pequeño Nicolás y qué podía hacer él para colarse también en los plenos.
La sala de los pasos perdidos era donde se recibe a los jefes de estado.
En la sala de plenos quisimos ver los disparos de Tejero, y preguntaron por donde se sentaban Rajoy y Sánchez.
Nos hicieron unas fotos. Pero nosotros no podíamos hacerlas. La razón era que no se puede en los edificios oficiales.
Y para acabar, y con el fin de que la excursión no dejara su aire de cultura y conocimiento, votamos por irnos a un museo. Y acabamos todos en el Museo de Jamón.